Tú la miras de lejos y aprecias su forma
y cuando ésta cambia comentas el hecho
¿te estremeces, tal vez, con lo que va variando?
Y tú, de impotencia, lloras en mi pecho.
¿Qué harás cuando mi pecho ya no quiera servirte?
¿Te irás a llorar a los cuerpos ajenos?
Yo aprecio la luna de forma distinta
Y si hay que llorar, lloro en mi propio pecho.
Y si hay que cantar, canto para mi mismo
Y si hay que partir sigo a la luna en juego
Y si hay que bailar, bailo conmigo mismo
Y si hay que volver, vuelvo otra vez al juego.
Yo aprecio tus formas de luna distinta
Cambiante, salvaje, tranquila, perpetua
Aburrida, cansina, monótona, fea
Yo aprecio la luna como a la vida misma.
No seguiré hablando para no caer pesado
No seguiré diciendo todo lo que pienso
Por hoy, eso marcha, me basta lo hablado
Pero seguiré hablando(me) luego, conmigo.
Yo aprecio la luna de forma distinta
No muere en el día, sólo su concepto.
Su idea me basta. A disfrutar la vista.
Que la luna es una para con uno mismo.