La primera vez que vi a mi padre, fue en televisión.
Una cadena de noticias internacional anunciaba su captura en Rusia, y Samuel, mi otro padre, habría de contarme la historia de mi origen y de mi, aparentemente, pronta desaparición.
I
Los detalles no reflejan más vacíos, que la sola expresión de sus palabras, había días en que yo sentía frío, había días en que no sentía nada.
Samuel dejó Bolsa Grande y llegó hasta Sao Paulo. Ahí, se estableció y pasó los últimos veinte años de su vida.
En realidad, su viaje inició con un encargo de sus padres, para lo que sería una estancia de no más de dos semanas y por lo que iría acompañado de su hermana Camila.
Al cabo de dos semanas, Camila regresó y les dio a sus padres una nota que decía:
Me quedo. Los quiero. – Samuel.
II
Mi pasado fue oscuro y no quiero recordarlo. El presente es nebuloso y me da miedo. El futuro es siempre incierto, hasta para los gusanos. Qué más da.
La mañana del 3 de octubre de 2018, Renato sorprendió a Samuel en Sao Paulo.
De hecho, fue una verdadera sorpresa porque Samuel estrenaba un nuevo radio reloj despertador ese día y Renato no tenía nada que hacer en Brasil.
Como no hablaban desde hace meses por un lío de celulares perdidos y traumas para usar redes sociales, Renato fue a Radio Nativa y citó a Samuel por ese medio para encontrarse en un resto bar muy conocido llamado Bere Bere en donde servían pisco, causa y todas esas mariconadas que suele extrañar la gente que se va lejos.
Samuel cogió su auto y condujo hacia el lugar; como si Renato no estuviera cansado por el viaje o fuera un demente que lo esperaría en el lugar pactado por haber cometido la imprudencia de no señalar la hora del encuentro en el aviso radial.
En efecto, Samuel llegó y ahí estaba Renato.
III
A pesar de sentirme encarcelado, o como si hubiera salido de una cárcel. Mis pensamientos no se pueden compilar y mis palabras, no.
Una vez tomada la decisión de su cambio de aire, Samuel necesitaba el respaldo de una opinión externa y llamó a Renato.
Renato era entonces un muchacho de veinte años que soñaba con ser escritor y cambiar el mundo. Aunque no sabía porque y para que, ya tenía algo bueno entre manos.
En cuarenta y siete minutos, Renato convenció a Samuel de que su existencia iba a ser menos asquerosa alejado de Bolsa Grande, puesto que los últimos meses habían sido infortunados para él. Renato sólo se lo recordó en base a una conversación que habían tenido hace días.
Años después, durante su visita a Sao Paulo, Renato llevaría unos libros de su autoría a Samuel, para que éste le ayude a publicarlos allá en una versión traducida y Samuel le presentaría a las primas de su novia para pasar un buen rato.
El punto es que Renato embarazó a una de ellas, volvió a su país, inició una revuelta, se volvió un perseguido político, fue declarado prófugo durante años y capturado en Rusia la semana pasada.
Y yo apenas me entero que es mi padre y así confundido me salí de casa.
-Pues… Bienvenido a México cabrón.