TARDES GRISES

Ele ya no observa ni su cielo
su razón de vida se ha cumplido
¿se ha ido la fragancia de su pelo
a vivir con el Carmelo malherido?

Ele no tiene esperanza alguna, el
sufrimiento se apodera de sus ojos
¿serán rojos como la arena de mis dunas
que vi en ayunas muy lejos de mis antojos?

No conciliables ni las tardes grises
ni el conflicto ni el sueño arrebatado.
Si el principado va a comer perdices,
no son felices en su pueblo amado.

El pueblo de Ele es un resorte fuerte
que lleva muchos siglos, oprimido.
Los deprimidos solo gritan: MUERTE
Con mucha suerte lograrán su cometido

Con suerte aún, se los lleva el olvido
Y con más suerte se los come el cielo
Pero ojalá se los trague la tierra…

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