Nos acostumbramos.
A tres segundos presentes que determinan encuentros,
Momentos amotinados
Entre tu tiempo y el mío.
Entre las cuadras comunes o las avenidas largas.
Nos encontramos.
En tres segundos infames que se consumen en viento,
Anicotinado el cielo
Entre tus dedos y el fuego
Entre las casas que sobran o los autos asesinos.
Nos despedimos.
Por tres segundos eternos que se repiten mil veces,
Perros, guepardo, silencio
Entre la amistad iniciante…