Hasta que la habitación se impregne de ti y no haya más que un recuerdo
Mientras viva el sonoro espécimen de tu retrato muerto
Hasta que las alas se quemen y vuelvan a crecer en menos de lo que cante un gallo
Y tu voz sea un pregonar de mil enfermos
Que no me aparte de mí ni un instante fraterno
Que no se llene mi voz de lo que llaman silencio
Que no me aparte de ti, si es preciso, un momento
Hasta que la habitación se impregne de mil destellos
Cuando el futuro que observa, sea el pasado presente
Y tus miradas salvajes nos revoloteen dentro
Que no me aparte de ti, si es precio, un eterno
Hasta que la habitación se impregne de ti y no haya más que un recuerdo