No estaré ahí siempre para ti,
cansado y desprevenido
odioso y dubitativo
entre las fauces de la incertidumbre del que espera
en la sala de espera
cansado y dubitativo
odioso y desprevenido
para ti.
No estaré envolviendo en el silencio
las plantas que tomaste del jardín
las hierbas que compraste a algún testigo
que pasaba por ahí
cansado y dubitativo
odioso y desprevenido
para ti
No estaré esperando en el vacío
admirándote desde unos metros
penando entre los vestigios
de una ciudad sin nombre
que se jacta de un pasado vivo
que se jacta entre los testigos
pero no es más que una ciudad sin nombre
con pasado y sin un rumbo fijo
por que no me basta ser tu sombra
maniquí..