Si hubieras oído esa melodía maravillosa de odio más puro, mientras el cielo y la tierra permanecían ausentes
Si en el silencio tajante del amor más presente, hubieras probado el disgusto del sabor más fuerte
Entre el cielo y la tierra, entre el amor ausente, cuando la melodía odiosa brinda el sabor más tenue
Si hubieras puesto la vista hacia el futuro y no hacia el presente, tu presente se hubiese extinguido entre el pasado aún presente.
Tus cartas no llegarían, mis palabras morirían al verte, sin probar el sabor del sonido, sin viajar hasta tu oído en una travesía inerte.
Sin tus manos, no hubieses experimentado el paraíso al verme…